Volumen III * Número 2 * MARZO-ABRIL 2009 |
D E L E D I T O R |
CONECTAMOS A LA PEÑA EN VIVO Y EN DIRECTO CON COLOMBIA |
Néstor Fantini |
P O E S Í A S |
EN LA PRIMAVERA DE TU MUERTE (fragmento) |
PACHA MAMA |
Maythé Rueda |
Celerino Hernández |
Nos concibió en su vientre de barro húmedo aguado por los oscuros rios de su tierra natal. Y nos concibió tarde, justo antes de que las hadas del otoño arrastraran sus semillas a los pantanos. Heredamos la sangre altanera de su raza sagrada venida a menos que aclaró nuestra piel y afinó nuestras facciones para que no se note la mezcla pobre y sudorosa de los autóctonos. Nos escupió de su vientre ya seco para envolvernos entre sus carnes tibias y protectoras hasta ahogarnos en la inútil lucha por escapar a la vida que pululaba lejos del nidio tibio artificial y ascéptico en el que nos escondía del mundo. Crecimos como zánganos alimentados de su leche amarillenta y espesa enredando nuestras zarzas mezquinas entre su carne blanda y abundante hasta absorber su savia por completo y apagar los luceros de su purísima mirada verde que se perdió en el siniestro olvido de los tiempos con la esperanza de la resurrección. |
De marzo a marzo un invierno largo y persistente se ha llovido hay recuerdos que se acentúan tan frescos como tu constelada mirada rondando los precipicios ...........................................del cafecito aguado ..........................................................tacita de barro El frío te encuna ahora en ese radical exilio al que huiste intocable.....absoluto.....engusanadamente.....irrevocable ..........................................................................encierro de tus aguas cristales Ya no tengo la tentación mágica de descifrar tu simbología gesticulativa en la honda aspiración de tu cigarrito aventurero ...........................................................cariacontecido su fuego y el cempazuchil maullando por su nostalgia ah mi barbudo ............tierno .................espinado paciente como un oso desnudo y huérfano el bosque entero enlapado en tu lomo .......................................prematuramente enlerdado la amragura te precipita en esta cascada de silencio húmedo y tierroso ...................................................solitario y marginado tú y tus pasos .............no´más ....................Cenzontle sin canto para su propio llanto ........................................obrero sin martillo con que golpear tu tétrico oasis |
Maythé Rueda, candidata al doctorado en literatura de UC, nació en México. Este fragmento fue originalmente publicado en La Hoja, De poesía y literatura, #1, diciembre de 1991. |
Agueda Cabrera es una psicóloga argentina que reside en Los Angeles, California. |
SUEÑO |
Agueda Cabrera |
Celerino Hernández es un poeta mexicano que participa de la peña La Luciérnaga. |
Recuerdo la noche cuadrada, ahí soñé ahí muchos han soñado, otros sueñan... busqué mi sombra más eran sólo cuerpos, sólo cuerpos a mi lado, me miré, quise tocarme, más eran sólo cuerpos sólo cuerpos a mi lado. Vomitaban arena buscaban a tientas sus labios; y una pared entera con el vértice a nuestros lados, qué sueño extravagante; un sueño dos sueños ahí quedó ahí despertamos. |
Fue, creo, en 1977, o 1978. Más o menos para la época en que tú habías nacido, allí lejísimo, lejísimo... Yo ya era soldado reservista, es decir, un civil que se pone el uniforme por dos meses por año, o lo que es lo mismo, un militar que se quita la fajina durante diez. Y me reclutaron para lo que prometía ser un mes bucólico, casi de vacaciones, como uno de cuatro reservistas que poblaríamos una posición fortificada a pico sobre el río Jordán. Esto hacíamos: seis horas de guardia por día, dormir el resto, limpiar el habitáculo que estaba enterrado debajo de las rocas y la vegetación verdísima, aceitar las armas, probarlas previa autorización del comando regional, ponerse de acuerdo en quién iba a cocinar (siempre era yo el elegido, pero eso tenía también beneficios; por ejemplo, no lavaba los platos) y qué comeriamos, servir el almuerzo y una cena como la gente como personas de bien que éramos. Y después otra y otra vez dormir; de día en nuestros catres de campaña, enterrados debajo de cinco cobijas militares grises como el alma, cobijas con polvo de generaciones de soldados como nosotros; de noche dormir allá arriba, en la torre de vigilancia, pero dentro de una muesca de un metro de altura que emergía de los túneles y trincheras, con uniforme y botas y los fusiles cargados a mano, un sueño entrecortado y fugaz y el resto era mirar. Porque en las seis horas de guardia, más aquellas durante las que yo me ofrecía a reemplazar al guardia para voluntariamente quedarme allí, yo miraba a través de un largavista telescópico. Estaba empotrado en el suelo, con sus acimut y direcciones y rosa de los vientos grabadas en el metal, era un telescopio diría personal, muy mío, con el que mi ojo cruzaba el río Jordán y más allá, entraba al reino haschemita y se retorcía por los caminos empolvados de la zona militar, y miraba a soldados y policías y falsos agricultores y de cuando en cuando el jeep de algún oficial que venía a consolar o a reprender a Ahmad. Ahmad era el nombre genérico que le puse a todos los soldados jordanos que desde su propia posición fortificada me miraban con su propio supertelescopio. Nos mirábamos entonces, mediantes esos ojos ajenos |
y deformes y a veces nos saludábamos o nos insultábamos, lo que en la frontera es lo mismo. Fue allí donde me convertí en el mirón, el veedor, el voyeur de vidas propias y ajenas, y encontré mi vocación. Muy pronto nos pusieron en estado de alerta: habían secuestrado un autobús en pleno camino a la ciudad donde yo vivía, matado a 28 de los pasajeros antes de morir... pensaron que alguno de ellos había logrado huir y decretaron el toque de queda, nadie entra, nadie sale, y nos avisaron que todas las licencias quedaban canceladas y que en lugar de uno por turno seríamos dos en la guarida, y que especialmente cuidado con Ahmad. Fue entonces cuando con mi telescopio personal comencé a ver del otro lado del Jordán también a los niñitos árabes cuando iban a clase de mañana y regresaban de la escuela a la tarde, y a las mujeres que cargaban enormes fardos y a los hombres que andaban en burro delante de ellas, y cuanto más belicosa se ponía más paisajes de paz y memorias yo veía, hasta que vi mi propia casa, allí a través del ojo gigantesco, y estaba cerrada y vacía y nadie en ella, y fui entonces a la casa de mi madre, me esperaba con un plato caliente de sopa, y cuando comenzaron los primeros disparos yo ya había llegado a mi ciudad natal y me deslicé mirando siempre por las calles de mi barrio porteño y la escuela de mi infancia y los sitios donde estudió mi padre. Disparamos primero. Un Ahmad, dos quizás, cayeron al agua. El jeep del oficial se alejaba velozmente. Una granada que cayó de ningún lugar estalló en las trincheras de nuestra torre de vigilancia con su destello enceguecedor... Por eso te miro ahora, como si no hubiese mirado nunca, cuando me besas y cierras los ojos, y también cuando llegas de un viaje largo y abrazas tiernamente a otra gente, y soy yo quien recibe tu abrazo y contengo la respiración para que el abrazo dure para siempre. Y estoy mirando desde entonces tus ojos ardientes, árabes, que lo dicen todo sin decirlo, y mirándote acaricio tu mejilla y con mi mano la cubro y la seco. El largavistas telescópico del Jordán, yo ya lo llevo adentro. |
C U E N T O S |
EL OJO |
Gabriel Lerner |
Gabriel Lerner, ex soldado, periodista, poeta, reside en Los Angeles en donde publica www.hispanicla.com . |
Luego de una alucinación muy extraña mis imágenes se dispararon hacia el espacio virtual que me libera de mis demonios. Hace días que estas pesadillas me acompañan. La frustración se cruza entre mis emociones. El sueño se fue como se le espantó a mis amigos, como se le escapó también a la jueza implacable de mis súbitos ataques de romanticismo en pleno siglo veintiuno. Razones sobraban para mis extrañas representaciones y no tardaría en agregarse un nuevo problema. He tratado de superar las crisis pero debo confesarte que no ha sido nada fácil. Entonces aparecieron los nuevos vecinos, los que ocupan las tierras cercanas por el recodo de montañas frías y calientes adonde los grados van y vienen como espuma. No, mejor te cuento que los tipos me estropearon todo. Antes vivía en paz. Al menos me lo creía y esta entrada que puede ser salida de Los Ángeles y umbral del valle mataba mi sed de ocio. Pero ahora trajeron sus complicaciones al suburbio que no aleja sino que atrae las pandillas. Caemos en las mismas de San Fernando y del mero Sur Centro. Se mudaron los muy hijos de su madre para acabar con la quinta y con los mangos que es como declarar la guerra. Y no hay duda. Esos de enfrente tienen cara de cholos. Teníamos suficiente ya con la Armenian Power y La raza de México libre. Estos otros vinieron a complicarlo todo. Tal vez y siga el consejo del huero de la esquina que me recomienda que llame la migra si tanto me molestan porque seguramente son ilegales. Quién sabe si un día se echan sus fogonazos y esparcen sus drogas para andar salpicando de muertos el barrio. Pero no quiero ser pesimista y por eso yo sueño que esas parcelas cercanas se cubren de flores aunque la realidad es que mis fantasías se revisten de basura y tierra seca. Prefiero no voltear la cara sino luchar con el resto de los del Comité de Vecinos y espantar los intrusos porque vegetar sin hacer nada entre estos venidos de dios sabe dónde no es cosa fácil. Ya tenemos bastante con mezclarnos con narices exageradas y sabores que son para no negarlo como exaltación mágica de los sentidos que los anglosajones casi inodóricos apenas perciben. Los vecinos nos espantan con sus sinfonías de ropas sin baño. El aseo diario no es precisamente priviliegio del viejo mundo. Bueno, parece como si me encontrara en el Zoológico de la Habana, digo el nuevo adonde las distintas especies se adueñaban del espacio odorífero. Coñó,… ¡que peste mano! Aquel perrote grandote no me dejaba tranquilo y me miraba desde los umbrales de mis desgracias como si tuviera vista telescópica. No sé si todos los excesos de mis horrendos derrames de licor exaltaban mis visiones, sabes, cuestión de borracheras. La cosa es que el perro casi león de África empezó a husmear y lo podía sentir a las tres por la mañana o la tarde pero fue creciendo hasta casi acabar con las ánimas que se acercaban a su lengua más grande que un dragón de Sumatra. Mientras tanto los vecinos desembarcaban otros cachivaches como para anunciar su estancia definitiva. No te extrañes porque aunque me haya como mexicanizado me quedan estos remilgos de cubano regionalista que tanto le joden al Néstor que siempre se nos va para Argentina cuando lo necesitamos para cubrirse de izquierdismo y sueños de emigrante arrepentido que se goza luego en su casita de North- carajo ¿será Reseda? No sé por qué viene al caso esta mención que no quiero meterme ni con Cecilia ni Norma ni Águeda porque no es apropiado incluirlas en mis pesadillas. Debía mejor describir al Raúl o a la Elsa que son más serios en eso de las invitaciones para el taller que tiene pocos versos y mucho etílico. ¡Ah carajo! y el perro que abre su bocota amenazando desde la yarda de enfrente y que yo interpreto como si me quisiera decir que ya te voy a cachar, prepárate. Entonces volví a la computadora en medio del insomnio cuando la acumulación de gases compresados me robaban el sueño precisamente adonde el animalote me quería destrozar. Así que en ese momento me interrogo si acaso vivo una vida plena o una perra vida.… Cuidado con eso de perros que allá estaba el grandote y los cholos de la Mara-eso creí. Sonó un disparo o tal vez un cohete que está prohibido. ¡Condenados serotes!. Cosa rara porque así como se escucha el eco de la explosión también siento que se fue el tiempo. Soy más viejo que Matusalén. Tal vez la borrachera y el dolor en el pecho me hizo creer que me habían herido. El can aúlla y se monta bien algo en cuatro patas que parece una chola rodeada por un coro que grita y lanza botellas. Llamo la policía y bajan la música y la mujer se esconde y el perro yace manso y burlón con esos ojos rojizos que parecen atravesar la noche y burlarse de mí. De pronto despierto y siento que la reina no es del perro y me pertenece. Salgo del teclado hacia el aire de este verano frío de calentamiento global. Mi mujer me sorprende y me mira con ojos encandilados ¿qué te tomaste un Viagra en la mera noche o te quieres echar la vieja del frente? Joder, qué me enfría las ansias hormonales y el perro de raza gigante vuelve a sonar la lengüeta jadeando peor que una conga desafinada mientras la niña volvió a salir para colocar su dulce en la boca del animal. Cierto es que aprendí mucho porque esos tipos sí que son depravados. Parece que se masturban disfrutando el espectáculo de bestialidad pública mientras exhalan sus pitillos de marihuana y disparan sus cohetes. Me paso de tragos y rechazo las insinuaciones de mi mujer y quisiera olvidarme de que son cholos ilegales. Esas bacanales superan cualquier juego de navegación o retahíla imaginativa de manos rápidas. “Hey Dude, you ruco” siento que me gritan del otro lado, el de la peste y los actos depravados, de la yerba pródiga y el jardín abandonado. Los ignoro pero repiten sus gritos. Al fin con mímica agarrotada les respondo qué quieren y siento que la risa estruendosa, que los aullidos salvajes me restriegan preguntas nuevas. “¿Cuál te gusta más el perro o la mujer? Si quieres te lo mandamos para que te calmes”. Eso me abochorna primero y luego me indigna. Ahora mismo podría llamar la Migra porque a la policía no le hacen caso y sólo pierden el tiempo. Sueltan otros cohetes. Me imagino que aprovechan la festividad. La muchacha se levantó la falda haciendo señas. Bueno, que leerse todos los libritos de amor por venir o que se sueñan no es únicamente cuestión de folletines que escribieron primero en el diecinueve. De lo erótico |
nos movemos a esta situación en que estos depravados sólo conocen de literatura porno como para reafirmar que los patrones estéticos cambian. Me voy porque el perro se mueve y se dirige exactamente a los pies de mi ventana y ya no puedo concentrarme en este librillo La mesera de las tetas de oro que hojeo cuando pierdo el equilibrio jugando con, bueno ya se sabe. Qué títulos se echan estos tipos que se hacen los serios. ¡Qué carajo! El animalote de al lado gruñe como el que tiene hambre. Es puro ocio y los vecinos no permiten siquiera disfrutarlo como se debe. El ocio se vuelve pesadilla y la pesadilla destruye. Ya me lo advirtió mi compinche de vinos y farras: “órale joven, cuidado, abusado no deje que la mente lo domine porque ya está madurito para los malos pensamientos”. ¡Qué osado se vuelve uno con el vino! Aquella noche después de compartir tragos con los cuatros gatos del taller literario me disparé otra historia adonde la obsesión la produce el perro, los cholos de enfrente y también la muchacha con sus adornos al viento. El cerebro sí traiciona y Alberto tenías toda la razón cuando me señalaste que a mi cuento le falta coherencia y más bien parece manejado por los delirios y la falta de la lógica: Abusado que eso pasa cuando se abusa del chupe, me dijiste. Tengo que escucharlo porque en eso de chupe el hombre tiene experiencia. Por eso ahora evito el trago aunque esto de no hacer nada gracias a las vacaciones tan extensas y la falta de dinero cómo que ya me va cansando. Volví frustrado frente la computadora. Siento el perrote preparándose para saltar y morder. No puedo resistir la tentación y agarro el Gentlemen Jack que anda escondido por el bar semivacío y me sirvo casi medio vaso y luego otro y entonces el animal comienza a husmear mi cuerpo. Me parece que me han mordido. Me defiendo de los ataques de mi mujer que no entiende y siempre me critica por mi pereza. ---Qué ocio ni qué cosa muerta. Lo que te pasa le dicen flojera o haraganería. GÜEVÓN. Párale que hay mucho que hacer. Hay cambiar el niño se ha meado una pila de veces. ¿EL niño? ¿Hace cuántos años se fue? ¿Cuánto tiempo? Hablaba del nieto. Ahora nos permiten verlo y cuidarlo y por eso me preocupaba tanto el perro. Fui al baño y me lavé la cara para alejar el tufo a alcohol y ahí estaba el perro con su lengua y su saliva que atraviesa la ventana y el cristal como saliendo de mi espejo. ----¿ Qué tú dices?¿ y adónde te mordió? No me digas.- preguntó ella- ¿ahí atrás? Déjame ver. Apenas la escucho. Había caído en el sopor de la inconsciencia. Ya no me importaban ni los cholos ni sus ruidos. No me asustaban sus disparos ni me excitó el juego de la joven y el perro. No me acuerdo tampoco de los libros de sueños y numerología. A lo lejos escuché gruñidos y no sé si provenían del animalote o de ella “El niño se meó y lo he cambiado mil veces. Yo no veo ninguna mordida ¿Por qué no lo buscas tú mismo? No puede ser nada malo”. Me dice como un sonido perdido en la distancia. Desaparezco. No me interesan las historias, tampoco alcanzo a controlar mi cuerpo. Duermo hasta roncar y apaciguar los ladridos que no me asustan. No me importó nada ni siquiera las mordidas que me destrozaban. Luego, creo que pasaron algunas horas. Había mucho ruido y carricoches que salían de la zona de al lado. A mí qué carajo me importa el perro, repitió ella una y otra vez. Ok, déjame revisarte porque sino como te puedo creer. ¡Borracho!. Me abochorné y apenas alcancé a convencerla de que somos un par que nos debemos el uno al otro en medio de tantos desconocidos. Ni el americano de la esquina ni los vecinos del comité nos ofrecen la compañía que buscamos. Si no hacemos el amor entonces estamos jodidos, le digo. Ella se río porque en el fondo me quiere y lo necesita tanto como yo. La noche se fue y en medio de una madrugada de verano un par de casi ancianos jugamos un rato al Kamasutra. Luego el perro regresa porque es como si el whisky y el animal se buscaran el uno al otro. Magdalena regaba las flores mientras me dirigí a aquella bestia sin nombre que estaba aquí en mi cama de la ciudad de Glendale. Eso sucedió luego del mediodía. Primero, salí de compras y luego paré en el bar que le gusta a mi hermano y adonde las meseras te cobran ocho dólares por conversar un rato. Bueno, había que regresar y en eso del ocio, de las ideas que no me salen volví al alcohol y me tiré a una siesta adonde Perro, perro aléjate le dije. Fue cuando se lanzó hacia mí. Luego me yergo enojado y dispuesto a botarlo de mi colchón cuando para mi sorpresa se metamorfoseó en cholo. “Viejo serote”, me grita mientras saca el arma. “Así que vos llamastes la chota”. No tuve palabras para responder. Para mi sorpresa la muchacha del patio de enfrente se me enseñó desnuda y sabes qué. Pues que me incita. “Tocálo que es la última vez que agarras uno” me dijo. No entendí completamente pero no pude tampoco porque el perro triplicado se lanzó sobre mi cuerpo cincuentenario y rollizo. Sentí que me faltaba el aire. Afuera mi esposa cuidaba de sus rosas y no pudo escuchar mis apagados gritos de auxilio. Los cholos se intercambiaban de género y yo no podía controlar el vomito ni el pánico por culpa de aquel canino hipopótamo. Las imágenes me invadieron sin mucha coherencia. Ahora sí que no bebo más me prometo a mí mismo en ese instante. Y como te cuento Alberto ya no me pruebo ni un vino fino. Porque aquel día luego de que me dispararon sentí que me clavaban los dientes y que súbitamente el sueño regresaba como si fuera una mascota vieja a punto de morir. Cuando salí del hospital observé mi cama aún con temor y escudriñé a lo lejos a través de la ventana ¿dónde se metió el maldito perro? No sé qué tiempo pasó pero hacía frío y el animalote no se asomaba. Creo que el gringo de la esquina llamó la migra y resultó que todos nacieron en la Pequeña Centroamérica. Yes, man. American citizens. Mujer está tranquila y ya no pruebo alcohol mi socio. Ahora un animalito manso corretea entre la vegetación de mis vecinos. La muchacha ya no parece chola aunque a ratos se escuchan disparos y el olor a mota invade el barrio. ¿Seguro que me comprendes? Pero déjame terminar. Para serte sincero, hoy ya no aguanto más y me voy a emborrachar. Al diablo con los sueños ¿Me acompañas? |
PESADILLAS |
Julio Benítez |
Julio Benítez es un prolífico poeta y novelista cubano que ejerce la docencia en Los Angeles. |
La palabra distingue a la gente de las bestias. Aunque hay quienes la usan para decir bestialidades. Hay políticos ascendientes que terminan embajada. Los ciudadanos esperamos que con Obama, muy pronto se aclare el momento negro por el que estamos atravesando. La policía antimotín usa cascos a prueba de ideas. En la publicidad el sexo sentido es lo primordial. Leí por ahí: "Un cóndor disecado desapareció de una exposición dedicada a las especies en peligro de desaparecer". Aquellos que lucen la argolla de matrimonio en la mano equivocada, se debe a que están casados con la pareja equivocada. Un callo es duro de llevar. El problema con la humanidad está en que cada uno se considera un Cristo, cuando la realidad es que todos somos Judas. Lavar consiste embadurnar las cosas con jabón. El peine al igual que algunas cabezas, tiene pelos y no piensa. Definición de Rasguño: Firma del gato. |
R E F L E X I O N E S |
MÁXIMAS Y MÍNIMAS |
Rafael Carvajal |
A R T E S P L Á S T I C A S |
Cecilia Mármol |
LA LUCIÉRNAGA ONLINE: Podrías explicar por qué el golpe militar del 24 de marzo de 1976 fue diferente a otros golpes de estado. NÉSTOR FANTINI: La historia de los golpes militares en Argentina se remonta a 1930 cuando el general José Félix Uriburu derrocó al gobierno constitucional del presidente Hipólito Yrigoyen, comenzando lo que en la historia argentina se conoce como la Década Infame y también comenzando lo que sería una larga lista de asonadas militares. En términos generales, las incursiones de los militares en el gobierno, como en otras partes del mundo, era para ayudar a implementar la agenda de uno de los diversos grupos de intereses económicos que no podían llegar al poder a través de las urnas y optaban por el movimiento de fuerza. En ese sentido, los golpes implicaban reprimir a algunos focos de resistencia e imponer a su hombre en la Casa Rosada que favorecía a los monopolios internacionales, la burguesía nacional , el sector agroexportador o el sector de turno en el momento. El 24 de marzo de 1976 fue diferente porque todo el partido militar estaba unificado en lo que se llamaría el Proceso de Reorganización Nacional que buscaba cambiar la fisonomía política y económica de la nación. Los líderes, el general Jorge Rafael Videla, el almirante Eduardo Massera y el Brigadier Orlando Agosti deseaban destruir la oposición de izquierda, someter el movimiento obrero sindicalizado, debilitar el sector industrial e imponer una Argentina de orden occidental, cristiana y agroexportadora. Siguiendo la Doctrina de Seguridad Nacional, y con la excusa del peligro comunista y de reprimir a la subversión armada (irónicamente diferentes análisis sugieren que, para 1976, los movimientos armados más importantes, Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo/Partido Revolucionario de los Trabajadores, ya no contaban con la capacidad operacional como para representar una verdadera amenaza al estado), se inició una campaña represiva que desmanteló instituciones democráticas y, como sacado de un manual de contrainsurgencia, se transformó a casi toda la población en potencial enemigo. LA LUCIÉRNAGA ONLINE: En términos generales, ¿cómo se organizó e implementó la represión? NÉSTOR FANTINI: La represión ya había comenzado a comienzos de 1975 cuando las Fuerzas Armadas comenzaron el Operativo Independencia que les daba mano blanca en la lucha contra la subversión. Pero es con el arribo al gobierno de los militares que comienza un sistema muy peculiar de doble estado. Por un lado, el estado legítimo que mantenía una cara oficial y que asumía responsabilidades por sus acciones y, por otro lado, un estado secreto, clandestino, que se encargaba de “hacer el trabajo sucio”. El estado legítimo, por ejemplo, decía que un grupo de guerrilleros que estaba detenido en una cárcel era trasladado a un juzgado y que de pronto fueron atacados por otros guerrilleros que los intentaban rescatar. El estado legítimo, a través de sus portavoces, emitía comunicados que acusaban a la subversión del ataque y las muertes en las que, sintomáticamente, ningún miembro de las fuerzas armadas terminaba ni herido. El estado secreto, clandestino, era en realidad el que había trasladado a los detenidos y que los había fusilado. El estado secreto estaba muy bien organizado, como lo demostraron los estudios de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que encabezara el escritor Ernesto Sábato, y en los que se ubicaba a los miembros de la Junta Militar, los comandantes de los Estados Mayores, los Jefes de Cuerpo de Ejército, a la cabeza de regiones y subregiones en las que operaban grupos de tareas (GT), integrados por miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad, que mantenían más de un centenar de centros clandestinos de detención (CCD) en donde trabajadores, estudiantes, médicos, sacerdotes, amas de casa, eran torturados y asesinados después de haber sido secuestrados. LA LUCIÉRNAGA ONLINE: Podrías mencionar algún caso específico de alguien afectado por ese aparato represivo. NÉSTOR FANTINI: En junio de 1976, en medio de la represión, el abogado Miguel Hugo Vaca Narvaja, que fue arrestado por defender a prisioneros políticos, fue |
removido de la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba (UP1), en donde se mantenían tres pabellones con prisioneros políticos, y trasladado al Centro de Detención Clandestina de La Perla, junto a otros dos detenidos. Allí, un oficial del ejército le informó que lo habían llevado a fin de ejecutarlos en represalía por el asesinato de un funcionario gubernamental, pero como ya se habían 'cobrado' las muertes, serían retornados a la UP1. Pero que no se hicieran ilusiones, pues estaban a la cabeza en la lista de quienes morirían. El caso Vaca Narvaja, hijo de un ex ministro del Interior y hermano de un jefe Montonero, era parte de una campaña internacional que puso gran presión en el gobierno de facto y que llevó a la Corte Suprema de Justicia, en un sorprendente acto de independencia, a ordenar que se le permitiese salir del país. La respuesta del gobierno militar a estos ´insolentes jueces´ fue, cinco días después del dictamen judicial, retirar a Vaca Narvaja de la UP1, junto a otras tres personas, llevarlos a un descampado, el Chateau Carreras (en donde años después se jugarían los partidos del Mundial de Fútbol) y ejecutar a Vaca Narvaja, Higinio Toranzo y Gustavo De Breuil. Al cuarto prisionero, Eduardo De Breuil, los militares le hicieron bajar la venda y ver los cuerpos de los asesinados y le dijeron que volviera a la UP1 para que les informase a los detenidos que eso era lo que les iba a pasar, uno por uno, a todos los que estaban allí. LA LUCIÉRNAGA ONLINE: Al final, ¿cuántos se estiman que desaparecieron? NÉSTOR FANTINI: La cifra es muy difícil de determinar ya que en muchos casos nunca se hicieron denuncias. Un número que fue inicialmente usado por una de las organizaciones protectoras de derechos humanos más prestigiosas del mundo, Amnistía Internacional, y que muchos otros han seguido utilizando, es el de 30,000 desaparecidos. Una cifra tremenda. Proporcionalmente, es como si aquí, en EEUU, desaparecieran 360,000 personas. LA LUCIÉRNAGA ONLINE: Después de más de tres décadas, ¿cuál es la situación de los represores? NÉSTOR FANTINI: Cuando Raúl Alfonsín asumió como presidente constitucional en 1983, se les inició juicio a los líderes militares. En una decisión histórica, el tribunal encontró culpable y emitió condenas de por vida a algunos miembros de las juntas militares responsables por la Guerra Sucia. Numerosas maniobras políticas y decisiones legislativas posteriores resultaron en amnistías e impunidad que benefició a centenares de represores. Durante la gestión de Néstor Kirchner se adoptó una agresiva política de derechos humanos que resultó en la anulación de la amnistía, la derogación de leyes y el reinicio de juicios contra más de doscientos cincuenta miembros de las fuerzas armadas y de seguridad. Algunos de ellos, el general de división Luciano Benjamín Menéndez, el general de brigada Antonio Domingo Bussi, el comisario Miguel Etchecolatz, el capellán militar Christian Von Wernich ya están en la cárcel. LA LUCIÉRNAGA ONLINE: ¿Cuál es el pensamiento de la sociedad argentina hoy en día sobre esa era de represión? NÉSTOR FANTINI: Todavía hay problemas. Durante el juicio de Etchecolatz, despareció Jorge Julio López, uno de los testigos claves en las denuncias contra el feroz represor. Una señal clara que todavía existen elementos de inteligencia dentro del aparato estatal que se pueden dar el lujo de articular este tipo de operaciones. De todos modos, Argentina ha avanzado años luces respecto a la época de las Juntas Militares. Es más, hasta hace poco, muchos argentinos todavía se subscribían a la engañosa teoría de los dos demonios. En los últimos tiempos, con mayor educación, con una política gubernamental que resalta el tema de los derechos humanos, con la declaración oficial del 24 de mayo como un día pago que se debe prestar a la reflexión, cada vez son más los argentinos que entienden mejor lo que ocurrió en esos años dolorosos de la historia argentina, que piden justicia y que se suman al pedido de la CONADEP de que esto nunca más vuelva a ocurrir. |
E N S A Y O S |
ENTREVISTA A UN EX PRISIONERO POLÍTICO A 33 AÑOS DEL GOLPE MILITAR ARGENTINO |
Servicios de La Luciérnaga Online |
Néstor Fantini, un educador y periodista radicado en Los Angeles, fue un prisionero político durante la Guerra Sucia argentina que fue adoptado como POC por Amnistía Internacional. |